Esta serie es una selección de fotos sacadas en la provincia de Sichuan, al Sur de China, una zona que descubrí de mano de amigos y artistas locales que conocí durante mi residencia artística en el museo Shangyuan, en 2016.
Es una región muy vinculada a la tierra y a la espiritualidad, y en algunas zonas muy influenciada por la cultura de la provincia colindante, Tibet.
Buda de Leshan
Banderas de rezo tibetanas
Niño haciendo pis en un puente con banderas tibetanas. Songpan, China
Songpan, China
Songpan, China
Songpan, China
Tela de araña, Monte Qingchen, China
Monte Qingchen, China
Wae Rebo es un pequeño y remoto poblado Manggaraian ubicado entre montañas en el interior de la isla de Flores. El paisaje que lo rodeada es sobrecogedor. A unos 1100 metros de altitud, enormes formaciones volcánicas rodean esta pequeña planicie sobre la que se asienta Wae Rebo.
Se dice que sus gentes amables son la decimonovena generación de quienes fundaron este pobladohace unos 1000 años.
Llegar a Wae Rebo es todo un reto, desde la población más cercana hay que recorrer unas 4 horas de carreteras imposibles que culminan con una subida a pie de la ladera de la montaña a través de la selva.
El volcán Merapi, conocido también como montaña de fuego, es el volcán más activo de Indonesia. Se ubica al sudeste de la isla de Java y se calcula que entra en erupción una vez cada 5-10 años.
Las imágenes corresponden al estado en el que quedaron las viviendas de poblaciones cercanas al volcán cuando en 2010 entró en erupción.
Tras estallar causó un terremoto de 7,7 y un devastador tsunami.
El humo y la lava acabó con la vida de unas 151 personas que no pudieron escapar de las garras del volcán.
Durante la ceremonia Melasti en Bali, miles de personas se acercan en procesión a las playas para purificar su alma. Esta ceremonia es parte de la celebración de la llegada del nuevo año para los hinduistas de Bali. Cada comunidad se sienta alrededor de su templo. Rezan a sus dioses con las manos juntas sobre la cabeza. El o la líder espiritual (“Pedande”) les rocían con agua bendita. Después se acerca uno a uno con una pequeña cesta con granos de arroz: primero cogen unos granos y los colocan sobre la frente, después sobre la cabeza, la sien derecha, la izquierda, se comen uno y finalmente colocan una flor tras la oreja.
La muerte en Bali se celebra con colores, risas y ofrendas que despiden a la persona que, de acuerdo con sus creencias, abandona ese cuerpo pero comienza otra vida en uno nuevo.
El féretro, sobre una colorida plataforma, llega cargado a hombros de varios hombres. Junto al templo lo bajan y el “Pedande” lo abre y comienza un complejo ritual en el que se colocan numerosas ofrendas sobre el cadáver vestido de blanco.
La gente se aglomera alrededor del féretro tocando el cuerpo sin pudor alguno. Bromean y recuerdan algunos de los buenos momentos con el fallecido.
Este ritual dura una media hora, después se cierra el féretro, se coloca entre bambú y se procede a la incineración.
La familia ha de irse a su casa para guiar al espíritu. El resto nos quedamos.
El cuerpo se quema al aire libre, frente a numerosas miradas curiosas.
Esta serie captura momentos de la vida en los poblados a las orillas del río Mahakam, en la isla de Kalimantan, Indonesia. Se trata de lugares que ni siquiera aparecen en el mapa. Para llegar a ellos es necesario que un pescador local nos acompañe con su lancha. Solo ellos saben como moverse entre las marisma para llegar a estos remotos poblados que habitan sobre las aguas. Aquí la presencia de un extranjero es algo insólito.
La precariedad de las estructuras contrasta con la grandiosidad de las mezquitas que coronan el paisaje.
When we finished the workshops, some children invited us to go into the settlement to meet their families. Young men carrying scrap metal immediately noticed my camera and laughing they shouted "photo, photo!" and looked at me recreating ad-like poses. I captured that image and immediately my camera became the focal point. Everyone wanted to be photographed and they competed to strike the best pose.
The men of the scrap metal asked me to accompany them home to continue the shooting. With many doubts, I entered one of the dwellings in the core of the village. The precarious exterior appearance of this construction of wood, cardboard and metal plates contrasted with a warm and cozy interior.
The space was quadrangular, with no divisions. The walls were covered with several woollen blankets. In one corner was the kitchen, with an electric cooker and a fridge that doubled as a TV table. Hanging over the blankets on the wall above the bed was a large Spanish flag with the Osborne bull. What surprised me most was a large electronic piano next to the door. Inside was a very beautiful woman, probably much younger than she looked. When she smiled she showed two gold teeth, very fashionable among the neighbours of "El gallinero". Her hair was tied back and she wore a long pale pink dress.
She was just finishing dressing her newborn baby. The one who looked like her partner picked up the little one and began to pose with him next to the piano. All those adults with hard features and complex lives, for a moment, in front of the camera became children. Link to a painting inspired in this moment.
El Ogoh es una monstruosa figura gigante que representa los espíritus malignos. En la celebración del Ogoh Ogoh se sacan a la calle estas grotescas figuras que posteriormente se queman. De este modo se expulsan y libera al pueblo de estos malos espíritus. La celebración forma parte de un conjunto de eventos y ceremonias que despiden el año según el calendario Saka.
Cada comunidad se prepara para la exhibición de su Ogoh.
El espectáculo nocturno es estremecedor, el Ogoh se hace hueco a empujones entre la masiva multitud apelotonada, acompañado de música y danzas tradicionales. Entra dando vueltas como si estuviera realmente endemoniado. Los portadores corren de un lado a otro empujando a las masas en un espectáculo que entre asusta y divierte a los espectadores.
A penas corre el aire. Algunos Ogohs con el frenético movimiento se enganchan con los cables de la electricidad y pierden piezas. Uno se rompe al chocar con un semáforo y se desploma por completo, pero eso no les para. Los agitados movimientos continúan estremeciendo al público que solo responde a los empujones. Se ralentiza el ritmo colérico del Ogoh y comienza la performance que desplaza la atención de las masas.